Ángel Schlesser traslada la escalada a un estilo urbano en su último desfile primavera/verano 2020

Veterana en la escena de la moda madrileña desde mediados de los años ochenta, la firma Ángel Schlesser no está exenta de polémica. Desde que abandonó la dirección de la marca, el diseñador Ángel Schlesser camina hasta la grada de invitados y prensa y contempla la presentación de la firma que lleva su nombre desde el patio de butacas. Desde que se conociese el fuego cruzado del creador de moda con su antiguo socio, la firma de origen español ha sufrido un giro de 360 grados con aires de frescura, renovación y por qué no decirlo, rebeldía. Su actual director creativo, Daniel Rabaneda, al frente de la firma desde hace poco menos de tres años, culmina una etapa de renovación con prendas cómodas de diseño actual, pero manteniendo la elegancia original de la casa de modas.

El 6 de julio, durante la mañana de la segunda jornada de la Semana de la Moda madrileña, los seguidores y fieles de la firma se encontraban entusiasmados y algo nerviosos por ver las nuevas propuestas del diseñador. Rostros conocidos del panorama nacional, como Tina Rodríguez o Paula Fernandez, acaparaban los flashes de los fotógrafos en un front row, mientras se ultimaban los últimos detalles en el backstage. Su diseñador, que comenzó su andadura con la ayuda de creadores como Ángel Ovejero y Juan Rufete, ha logrado consolidarse como uno de los mejores diseñadores de moda patria y ha elevado la marca a la cúspide del éxito en el diseño. Espíritu urbano y elegante en una propuesta en la que, calidad y diseño se unen en materiales confeccionados de gran valor.

Una colección de siluetas técnicas

Una propuesta sencilla, en la que los colores pastel se convierten en protagonistas, los cuales decoraban el fondo además de colorear las siluetas. Talante y elegancia en mezclas de algodón, lana y lino en las que se cuida y ultima hasta el más mínimo detalle. Inspirada en su deporte favorito, la escala, los colores intensos se rebajan con el ambiente de la ciudad, pero siempre respetando los códigos de Schelesser. Sin duda, una propuesta nueva y renovada que ha hecho de la superposición un arte 'sporty.