El dúo Brigitte toma el protagonismo de la campaña primavera/verano 2015 de Gerard Darel

Con más de 40 años de antigüedad, las impresiones no paran de cesar por parte de Gerard Darel. Una firma que fue creada por la pareja de Gérard y Danièle y que desde entonces ha tomado la marroquinería como dedicación primordial. Una calidad innata, por lo tanto, que ahora adopta una doble cara con su reciente campaña. Una propuesta en la que la música y la moda han vuelto a quedar fundidas en un único objetivo: cautivar a la figura femenina con sus prendas.

Es por esta razón por la que la casa francesa no ha dudado ni un sólo momento en elegir a su próxima víctima promocional: Brigitte. Un dúo formado en el año 2007 por Sylvie Hoarau y Aurélie Saada que conseguirá encarnar la renovación de las líneas Darel. ¿Cuál habrá sido el motivo que ha incitado a la firma a elegirlas como musas de sus creaciones? Posiblemente su actitud, su estilo, su gran parecido frente a las cámaras y su reconocimiento en la cultura musical francesa.

Silvie Hoarau y Aurélie Saada, las perfectas mujeres Darel

Esta vez, la colección estival quedará encarnada por una mujer Darel liberal que reinventa los códigos de la casa. Una figura generosa, atrevida y libre que refleja a la perfección el sentir más sincero de esta gran empresa de moda. Por lo tanto, Hoarau y Saada serán las responsables de tomar las riendas de este objetivo, adoptando un carácter plural en el que la rebeldía, la radicalidad, las paradojas, los misterios y las travesuras consiguen hacerse con el control de sendas personalidades.

En definitiva, el perfecto reflejo de la mujer Darel. Una chica dual a la que le gusta vivir su vida al máximo. Una que pasa de un caftán largo de noche a unos vaqueros gastados, la otra que cambia sus tacones de doce centímetros a unas deportivas 'arty'. Nada de ello mantiene un línea previamente establecida, todo consigue moverse en una multitud de ideas que consiguen dar como resultado una colección auténtica. Así, y a pesar de este carácter tan radical, la serenidad consigue tomar el control de unas imágenes que parecen haber sido sacadas de una película en blanco y negro y que adoran al París más profundo.